Ella es, pues, a la vez Reina de las almas triunfantes en el cielo y Reina de las almas sufrientes del Purgatorio. Elevada por encima de todas las creaturas por su maternidad, María es ...
la reina del cielo y de la tierra. Por eso recurro a ti, oh Santa Madre de Dios, para suplicarte humildemente que alivies y liberes a las almas que gimen en las prisiones del Purgatorio.